¿Alguna vez ingresaron a un sitio que les resultara útil o interesante, pero con un diseño espantoso o incluso inusable? Seguramente sí.
Muchos pueden tener la equívoca idea de que al ingresar a un sitio somos invitados en una casa ajena, imposibilitados de modificar la decoración, o la disposición de los muebles o, más aún, de alterar la propia arquitectura.
Si son de los que creen eso, sepan que están errados y que afortunadamente, en el mundo de la informática no estamos atados a nada.
Imaginen que el sitio que visitan fuera un documento ".docx", y el programa para abrirlo fuera el navegador web. Obviamente podrán abrir el archivo y explorar todo su contenido. Pero puede que algo no les parezca correcto, o que no les guste el diseño, o que prefieran agregarle algo. En tal caso se verían libres de hacer las modificaciones que crean pertinentes. Bien, con los sitios de internet tenemos algo parecido.
Hoy les voy a comentar sobre dos herramientas excelentes para que nuestro navegador nos muestre los sitios como nosotros queramos.
Si bien estas dos herramientas surgieron en Firefox, al día de hoy, los navegadores más importantes ya las han incorporado.
Primero les presento Stylish, un complemento de Firefox que modifica el estilo CSS (diseño visual) de cualquier sitio. Para hacerlo, simplemente elegimos un estilo de usuario para el sitio que queramos modificar (YouTube, Facebook, Google, etc...) y en dos clicks estaremos viendo un sitio completamente distinto a como lo concibió el diseñador original.
Para Google, existe la alternativa Stylist, compatible con los mismos estilos de usuario de Stylish.
Y si les parece que modificar el diseño visual de un sitio no es suficiente, Greasemonkey es para ustedes. Este es un complemento que, literalmente, permite hacer cualquier cosa con un sitio web.
Lo que hace Greasemonkey es ejecutar un script en Javascript, como si fuera parte del propio sitio. Y teniendo a nuestra disposición un lenguaje de programación que se ejecuta en el sitio, podremos hacer y deshacer a nuestro antojo: modificar el diseño, el HTML, quitar elementos, agregar funciones, corregir errores del sitio. Similar a como lo hace Stylish, podemos buscar entre los scripts de usuarios hasta encontrar el que más nos guste e instalarlo en dos clicks.
Google comenzó el año pasado a portar las decenas de miles de scripts a modo de complementos, y al día de hoy la compatibilidad roza el 100%, con la ventaja de que no necesitarán un intermediario como Greasemonkey, sino que instalarán los scripts como si se tratase de un complemento independiente.
Los sitios que marqué para descargar los estilos CSS y los scripts, corresponden a las dos mayores bases de datos de cada una de las herramientas, aunque no dejen de buscar en Google, que les mostrará resultados de quienes hayan querido guardarse el script en su propio sitio.
Si bien la idea de esto es que puedan hacer uso de estas herramientas sin ningún conocimiento previo, lo cierto es que se vuelven jugosas cuando nos animamos a experimentar. Tanto Stylish como Greasemonkey permiten editar los archivos, para lograr una verdadera personalización.
Anímense a crear su propia web.