Sentimientos encontrados con el skeuomorphism


Afortunadamente, estamos viviendo una época en la que prima el minimalismo en los diseños. Sin embargo, está cobrando protagonismo una tendencia amada y odiada con igual pasión: el skeuomorph.

Se lo suele describir como un elemento de diseño sin utilidad, cuyo fin es el de evocar la versión antigua de un objeto. En otras palabras, decora un elemento moderno, como si fuera la versión antigua del mismo.
Está siendo muy atacado en este último tiempo, especialmente en el ambiente Apple, que es donde abunda en sus interfaces gráficas.

Es entendible que contrasta con el movimiento de diseño zen y muchos diseñadores quieran poner el grito en el cielo. Y es entendible también que sea visto como un exceso de diseño sin ninguna utilidad (aparentemente, pero ya veremos que no es así), y que los usuarios avanzados quieran interfaces puramente funcionales.

Ahora bien, ¿tan malo es? ¿Tan inútil es? Si fuera así, ¿por qué se usa?

Bueno, las respuestas de los detractores del skeuomorph a estas preguntas, serían: sí; sí; y se usa para atraer a los usuarios más inexpertos con cosas bonitas y colores brillantes, como si fueran bebés.

Vale decir que el skeuomorph es tan útil como cualquier otro tipo de diseño y, al igual que esos otros, hay que saber utilizarlo para que cumpla su función.
Una interfaz de usuario no es una simple decoración, sino que es un entorno que le debe brindar al usuario un ambiente de comodidad, facilidad y gusto por la tarea que esté realizando.

Nuestro cerebro es una máquina de relacionar, así es que con el skeuomorph logramos que el usuario, al navegar por una interfaz que es únicamente visual, logre asociar las imágenes con nuestros recuerdos, emociones y sensaciones del elemento real que se esté emulando con esta técnica. ¿Y qué se consigue con esto? Bueno, que el usuario establezca una relación emocional con la interfaz, incluso antes de darle utilidad. Es como sentir olor a pochoclos (palomitas de maíz, pop corn, etc) y tener una agradable sensación, producto de la asociación inconsciente con estar en una sala de cine.

Entonces, el skeuomorph es un recurso muy bueno y realmente muy útil. Puede ser un aliado para mejorar la experiencia del usuario, pero a la vez puede  ser el causante de entorpecerla si se abusa de él o no se sabe utilizar.

El problema viene cuando esta técnica pasa a ser moda, ya que esto genera un uso exagerado o inadecuado, olvidando la integridad estética.
La integridad estética determina cuán integrada está la interfaz gráfica con la función que cumplirá la aplicación. Y para integrar ambas, debe haber coherencia entre ellas. Para que quede más claro, por ejemplo, un videojuego donde manejamos aviones de combate genera mayor impacto y conexión emocional mientras más realista se vea y se oiga todo; sin embargo, ocurre todo lo contrario si estamos en la ventana de configuración de una aplicación de mantenimiento de maquinaria industrial y encontramos que todas las opciones se manejan mediante una interfaz que simula palancas, perillas, pulsadores y motores.

Entre todos, quien más críticas recibe por el uso del skeuomorph es también quien mejor lo sabe aplicar: Apple. Y no solo lo aplica, sino que está, como siempre, un paso por delante del resto. Prueba de esto es el siguiente video donde podemos ver, en una versión beta de iOS 6, cómo el reflejo sobre un botón de apariencia metálico cambia según cómo movamos el iPhone:




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